Jesús es el Buen Pastor que dio Su vida por Sus ovejas.
"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen'' (Juan 10:11-14).
Jesús no abandonó a sus ovejas. Juan 14:18 dice: "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros''. El Salmo 23 describe en qué clase de pastor confiamos:
"Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días''.
El catolicismo romano quiere hacernos creer que el papa es el "buen pastor'' aquí en lugar de Cristo, de ahí el título: "Vicario de Cristo'' y "Pastor de la Iglesia Universal''. Me gustaría dar un vistazo a simplemente qué clase de pastora ha sido Roma, y si indudablemente, puede ella hacer el reclamo de que representa a Cristo. Mientras que es cierto que el papa Juan Pablo II ha pedido disculpas por el "silencio'' del papa Pío XII durante el Holocausto, también ha defendido a Pío XII llamándolo un "gran papa'' y se habló de la beatificación de Pío XII hasta que el embajador de Israel en el Vaticano pidió al pontífice que se esperara 50 años antes de continuar con cualquier plan para beatificar a este hombre. Como siempre, Roma tiene dos caras y no se puede confiar en ella. Ella hará o dirá lo que tenga que hacer para cumplir su misión deseada. Su misión hoy es unir a todas las religiones en ella. Por eso es que el papa Juan Pablo II no tiene problemas en besar el Corán, ¡libro que niega que Jesús es el hijo de Dios! Ni tampoco le fue ningún problema al papa aceptar la marca de Shiva en su frente. ¡¡¡ESTE PAPA NO TIENE LEALTAD A CRISTO!!!
El papa Juan Pablo II besa el Corán, recibe la marca "aarti'' de Shiva en su frente y se reúne con el Dalai Lama, un hombre que se llama a sí mismo el "dios-rey'', y en lugar de predicarle el evangelio, colocó una estatua de Buda en un altar católico. ¿Qué lealtad le tiene él a Cristo? ¿Qué lealtad tiene él por su propia religión católica? Aun así, Israel gastó millones de dólares para dar la bienvenida al así llamado "Pastor de la Iglesia universal'', un hombre que encabeza un sistema que ha perseguido a los judíos más de lo que Hitler jamás soñó. Esta situación me recuerda la escritura:
"Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis'' ( Juan 5:43).
¡El pueblo israelí recibió un buen espectáculo por su dinero! El papa Juan Pablo II, en una conmovedora escena en Jerusalén, se paró frente a las cenizas de las víctimas de los campos de concentración en el monumento al Holocausto, y dijo que está "profundamente entristecido'' por las atrocidades cometidas por la "persecución por los cristianos'' de los judíos. Tengo que preguntarme si está tan entristecido por las atrocidades cometidas por su propia religión católica romana que también estaría dispuesto a dar una compensación por ello. En noviembre de 1999, sobrevivientes de origen serbio, judío y ucraniano y sus familiares, así como organizaciones que representan a más de 300,000 víctimas del Holocausto, demandaron la restitución del Tesoro Nazi Croata que, de acuerdo con el Departamento de Estado de Estados Unidos, fue "ilícitamente transferido al Vaticano y a otros bancos después del final de la guerra''. Los demandados mencionados incluyen al Banco del Vaticano, la Orden Franciscana, y el Movimiento de Liberación Croata. Estos demandados se combinaron para ocultar bienes que fueron saqueados por los nazis croatas a las víctimas de los campos de concentración -serbios, judíos- y otros entre 1941-1945. El arrepentimiento sincero debería incluir retribución, ¡¡¡esto es, si el papa es realmente sincero!!! Para más información, vaya a: http://www.vaticanbankclaims.com/press4.html
El testigo más explícito contra las actividades ilegales de Roma es el libro Unholy Trinity (Trinidad profana) por Mark Aarons y John Loftus. Recomendamos mucho este libro, históricamente bien documentado, a cualquiera que esté interesado en cómo el papa Pío XII y su asesor, Giovanni Montini (papa Paulo VI) dirigieron, a través de las redes del Vaticano, la mayor farsa de la justicia; ayudaron a los siguientes criminales nazis a escapar al juicio: Adolf Eichmann, Franz Strangl (el comandante de Treblinka), Walter Rauff (inventor de las cámaras móviles de gas), Klaus Barbie (el "Carnicero de Lyon'').
Juan Pablo II, firme adorador de María que acredita a "la señora de Fátima'' la salvación de su vida (en lugar de dar la gloria a Jesús), pide disculpas por las acciones de otro papa que admiró y adoró a "María'' más que cualquier papa antes o después. Las declaraciones del papa Pío XII concernientes a María son más numerosas que los que cualquier artículo podría exponer, y fue este mismo papa, hablando "ex cátedra'', que declaró la doctrina de la "Ascención'' (el arrebatamiento del cuerpo y el alma de María al cielo para establecerla como "reina del cielo'') en 1950, una creencia que es mandatoria para todos los católicos. El significado de la "disculpa'' del papa Juan Pablo II es muy crucial, ya que pide perdón por un hombre que fue dirigido por "María'' a hacer las cosas que hizo.
Observemos al papa Pío XII y veamos exactamente ¡por qué papa debe pedir perdón Juan Pablo II!
Pío XII ocupó el trono papal de 1939-1958. Fue durante su reinado que el mundo vendría a ver uno de los dictadores más infames de todos los tiempos, Adolfo Hitler. Fue también durante su reinado que 6 millones de judíos serían asesinados mientras él se quedaría cruzado de brazos en silencio. La pregunta que obsesiona a muchos es "¿por qué?''. ¿Cómo pudo el líder de la iglesia más rica del mundo, un hombre que reclama representar a Dios en la tierra, deliberadamente volver su espalda a los gritos de millones? ¿Fueron sus acciones diferentes en algo a aquellas de los papas que lo precedieron? El catolicismo romano tiene una historia de odio que ha derramado sobre cualquiera en el mundo que fuera diferente en su religión o su opinión. La Inquisición es probablemente la más famosa, pero Roma ha perseguido a los judíos desde el momento en que tomó el poder. El autor católico Peter De Rosa, en su libro Vicars of Christ: The Dark Side of the Papacy (Vicarios de Cristo: El lado oscuro del papado), establece:
"Ninguna doctrina fue enseñada en forma más universal, con menos calificación en términos católicos, en forma más infalible que el que "los judíos están malditos por matar a Dios", acusación que aún no ha sido retirada oficialmente . En el Tercer y el Cuarto Concilios Lateranenses (1179 y 1215), la iglesia codificó todos los decretos previos sobre los judíos. Tenían que usar una insignia de vergüenza. En Inglaterra era azafrán, en la forma que se presume tenían las tabletas de Moisés. En Italia, el distintivo era un sombrero rojo, hasta que un prelado romano miope confundió a un judío con un cardenal y el color fue cambiado a amarillo. A los judíos se les prohibía todo contacto con los cristianos, y les estaban vedados los cargos en el gobierno; carecían de tierras, se les prohibía poseer tiendas, y se les hacinaba en guetos que eran clausurados de noche. Ningún sistema de apartheid se aplicó con más rigor. Por rehusarse a negar su fe ancestral y convertirse al cristianismo, los judíos eran perseguidos de una tierra a otra. Un papa les dio un mes para salir de sus hogares en Italia. Durante las Cruzadas, los judíos fueron asesinados por millares por los católicos, que actuaban movidos por la "devoción'' a Cristo. Un judío que apareciera en público en Viernes Santo virtualmente cometía suicidio.
"La desastrosa teología virtualmente había preparado el camino para Hitler y su "solución final''... A pesar de la crueldad cristiana, que en algún grado fue una preparación para el Holocausto, algunos católicos todavía dicen que su iglesia nunca ha errado'' (p. 5-6).
Cuando leo de todo el odio que Roma tiene contra los judíos por "matar a Jesús'', tengo que preguntarme si en algún momento han leído las Escrituras. ¿No sabían que Jesús puso su vida voluntariamente y que ningún hombre la tomó de El? Juan 10:18 dice claramente: "Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar''. ¿Cómo pueden las palabras de Pablo, tan amadas por los cristianos, haber eludido a los papas?
"Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, PARA QUE POR LA MISERICORDIA CONCEDIDA A VOSOTROS, ELLOS TAMBIEN ALCANCEN MISERICORDIA'' (Rom. 11:25-31; énfasis añadido).
¿Cómo obedeció entonces Roma la palabra de Dios y mostró "misericordia''? Cuando una delegación norteamericana despachó un pedido urgente al Vaticano, actuando de parte de la Junta de Refugiados de Guerra, pidiendo la intervención papal para salvar a las indefensas víctimas (800,000 judíos en Hungría), hubo un silencio total. Para cuando el número de judíos se redujo a 300,000 (la mayoría fueron enviados a Auschwitz y fueron asesinados), se hizo otro pedido al Vaticano. Los rumores de que el papa podría realmente ayudar esta vez y hacer un pedido por radio a favor de los judíos, rápidamente fueron descartados cuando el papa dijo que no podía "porque si lo hacía tenía que, para ser justo con todos, criticar a los rusos'' (esto también era una total mentira, ya que el catolicismo romano fundó el nazismo y el fascismo sólo para derrotar a los bolcheviques, a fin de vengarse de otro concordato con Lenin que salió mal y la pérdida de 666 millones de dólares en oro). El que el papa Pío XII no hablara contra estas atocidades no debe subestimarse. El punto ha sido resumido por Guenter Lewy:
"Una denuncia pública de los asesinatos en masa por Pío XII, transmitida ampliamente por la radio del Vaticano y leída desde los púlpitos por los obispos, hubiera revelado tanto a judíos como a cristianos lo que implicaba la deportación al Este. Al Papa se le hubiera creído, mientras que a las transmisiones de los Aliados se les restaba importancia al considerárseles propaganda de guerra'' [Hitler's Pope (El papa de Hitler), 286]. Los judíos de Hungría tendrían simplemente que convertirse en una baja de la guerra, y nunca ver la "misericordia'' que la palabra de Dios dice que deben tener los cristianos con ellos. Cuán falso es que los papas reclamen representar el verdadero cristianismo.
Jesús, el Buen Pastor que por amor puso Su vida por Sus ovejas, fue rechazado por Israel. Zacarías profetizó el tipo de pastor que Israel aceptaría luego de rechazar al verdadero Pastor.
"Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de un pastor insensato; porque he aquí, yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas. ¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido'' (Zac. 11:15-17).
Israel gritó y dijo: "Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos'' (Eze 37:11). El papa Pío XII, autoproclamado "pastor universal'', se rehusó a visitar a aquellos que fueron "destruidos'' (los judíos), exactamente como Zacarías había profetizado. El es, sin duda, el "pastor inútil que abandona el ganado''.
No sólo el papa Pío XII prestó oídos sordos a los gritos de millones, sino que el catolicismo romano fundó el nazismo y su sistema fascista. El motivo oculto para sus acciones era el amor al dinero y el poder, y su deseo de preservarse. Roma velaba sólo por sus propios intereses.
"Uno de los beneficios del concordato [1933 con Hitler] fue los cientos de millones de dólares que fluirían a la Iglesia Católica Romana a través del kirchensteuer (el impuesto de las iglesias) durante toda la guerra. A cambio, Pío XII nunca excomulgaría a Hitler de la Iglesia Católica ni levantaría su voz para protestar contra el asesinato de 6 millones de judíos'' [A Woman Rides the Beast (Una mujer cabalga sobre la bestia), Hunt, 220-221].
Con justicia habla la palabra de Dios del amor al dinero:
"Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores'' (1 Tim. 6:10).
Por supuesto, Roma reclama que su silencio fue su sabiduría, pero al hacer así, pudo por lo menos proteger al papa católico de sufrir el mismo destino que los judíos, y después de todo, fue responsable de salvar a miles de judíos que estaban casados con católicos. Me parece interesante e hipócrita cómo un sistema que reclama que las puertas del infierno nunca prevalecerán contra él se ligaría a un gobierno nazi satánico a fin de autopreservarse. ¿Por qué ser un cobarde si usted realmente cree que Jesús no dejará que las puertas del enemigo prevalezcan contra usted? A Roma le hubiera ido mejor si hubiera reclamado que fue la avaricia y la venganza lo que motivó sus acciones, porque este tipo de pecado prevalece donde existen el dinero y el poder. Pero reclamar que tuvo que prestar oídos sordos al derramamiento de los corazones que suplicaban ayuda y misericordia para proteger su propia existencia (y ocultar su interacción con esos mismos grupos que fueron responsables del baño de sangre judío), tan sólo va a mostrar la máquina de hacer dinero, superficial y ausente de Dios, que realmente es. Bien describe Isaías a estos corruptos pastores católicos:
"Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado'' (Is. 56:10-11).
Roma no tenía fe de que Jesús sin duda, la salvaría mientras ella permaneciera fiel para predicar la verdad. Pero ya que Roma no tiene la verdad, ella no tuvo otra alternativa que recurrir a sus propios medios, como ha hecho por siglos. Sería justo decir que el papa Pío XII (Eugenio Pacelli), sólo seguía el mismo antisemitismo racista que el catolicismo romano siempre albergó hacia los judíos, el mismo tipo de odio que abrió el camino para la solución final nazi. Hitler fue educado en una escuela católica, y siguió siendo católico toda su vida.
¿Qué tipo de hombre seguiría ese tipo de racismo histórico lleno de odio? Un hombre que amaba y adoraba a María. Pacelli, desde su primera infancia, fue enseñado por su madre y su padre a rendir culto a María.
"Virginia Pacelli llevaba a sus niños a rezar varias veces al día ante un altar a la Virgen en su apartamento, y toda la familia rezaba el Rosario todas las noches antes de la cena... En su camino a casa desde la escuela [Eugenio] visitaba regularmente la pintura de la Virgen, conocida como la Madonna della Strada, cerca de la tumba de Ignacio de Loyola en la iglesia Gesu. Aquí, a veces dos veces por día, derramaba su corazón a la Madonna, diciéndole todo'' (Hitler's Pope (El papa de Hitler), John Cornwell, 17-18).
Y con toda esta adoración, ¿produjo "María'' una paz y un gozo en su juventud, la misma paz que el Señor promete a aquellos que lo siguen? La respuesta es "no''. Pacelli, al escribir un ensayo en tercera persona a los quince años, se describió como "ciego de vanidad e ideas erróneas y dudas''. Llegó a preguntar, "¿quién le daría alas'' para "levantarse de esta miserable tierra a la más alta esfera y romper este velo maligno que lo rodea siempre y en todas partes?''. Al concluir su autorretrato, se describe a sí mismo como "tirándose del cabello'' y deseando que "nunca hubiera nacido'' (Ibid. 19). Este "velo maligno'' que rodeaba a Pacelli y lo "cegaba'', no era otro que el espíritu demoníaco de "María'' que él adoró todos sus días.
2 de Corintios 4:4 describe este espíritu:
"En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios''.
A los 18 años, Pacelli fue introducido a los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. Loyola creó estos "ejercicios'' como libro de texto para todos los jesuitas. En el libro Secret History of the Jesuits (Historia secreta de los jesuitas), por Edmond Paris, obtenemos un mejor entendimiento de justo qué tipo de influencia tienen estos "ejercicios":
"Ignacio entendía más claramente que cualquier otro líder de hombres que lo precedió que la mejor forma de levantar a un hombre en cierto ideal es convertirse en amo de su imaginación. Imbuimos en él fuerzas espirituales que posteriormente encontrará muy difíciles de eliminar. Fuerzas más duraderas que todos los mejores principios y doctrinas; estas fuerzas pueden volver a salir a la superficie, a veces después de años de ni siquiera mencionarlas, y hacerse imperativo que la voluntad se encuentre incapaz de oponerse a cualquier obstáculo, y tenga que seguir su impulso irresistible'' (21; énfasis añadido).
¿Qué son estas "fuerzas espirituales'' de las cuales ellos están hablando? ¿El Espíritu Santo? ¿Encontrará uno alguna vez ocasión de "eliminarlo''? ¿Qué fuerza es más duradera que las doctrinas de Dios, si Dios es el Verbo (Jn. 1:1)? Luego de permanecer adormecida por años (¿permanece Dios adormecido en un verdadero cristiano?), esta fuerza puede con el tiempo quebrantar la voluntad del individuo y coercionarlo a hacer algo que él de otra forma no haría.
¡¡¡ESTE NO ES EL ESPIRITU SANTO!!! Esto es demonismo, pura y llanamente.
Ignacio de Loyola estaba tan confiado en estos "ejercicios'', que se jactaba de que tan sólo necesitaba treinta días para "subyugar'' un alma:
"Al imponer a sus discípulos acciones que, para él, eran espontáneas, necesitaba sólo treinta días para quebrar, con este método, la voluntad y el razonamiento, en la manera en que un jinete quebranta a su caballo. Sólo necesitaba treinta días, triginta dies, para subyugar un alma. Note que la doctrina jesuita se expandió junto con la moderna inquisición: mientras que la inquisición dislocaba el cuerpo, los ejercicios espirituales quebraban los pensamientos bajo la máquina de Loyola'' (Ibid. 22).
¿Qué eran estos "ejercicios'' que Loyola usaba para controlar a sus jóvenes discípulos y dónde los obtuvo?
"Al frente, es característico de esta orden, encontramos a la Virgen María. Loyola había hecho de la Virgen la cosa más importante de su vida. La adoración a María fue la base de sus devociones religiosas y le fue legada por él a su orden. Esta adoración se desarrolló tanto que a menudo se decía, y con buena razón, que era la verdadera religión de los jesuitas... Loyola mismo estaba convencido de que la Virgen lo había inspirado cuando elaboró estos ejercicios'' [Secret History of the Jesuits (Historia secreta de los jesuitas), 599-60].
Tan sólo un corto estudio de los hombres que participaron en estos "ejercicios'' prueba que sin duda, el espíritu al que llaman "La Virgen'' los había inspirado. Las visiones y enseñanzas de aquellos adoctrinados en estos ejercicios espirituales degeneraron en manifestaciones licenciosas y sexuales. Pacelli fue guiado a través de los "Ejercicios Espirituales'' en más de una ocasión, y fue después de tomar parte en el entrenamiento jesuita que Pacelli dijo a sus padres que quería convertirse en sacerdote. A los 23 años, fue ordenado y ofició su primera misa en el "altar de la Virgen en la basílica de Santa Maria Maggiore''. Su adoración obsesiva a María se convirtió en el punto focal de su pontificado.
"Central a la espiritualidad personal diaria de Pacelli era su devoción a la Virgen María. Con el advenimiento de la guerra, se volvió en particular al culto a Nuestra Señora de Fátima, habiéndosele dado crédito a una serie de apariciones marianas a tres niños en Portugal durante la Primera Guerra Mundial, junto con mensajes y secretos marianos asociados. Un punto central de los mensajes se enfocaba en el requisito de que los fieles debían rezarle a María a fin de evitar el conflicto mundial, la propagación del comunismo, y finalmente la destrucción del mundo en un holocausto de castigo divino. Pío XI había respaldado las visiones de Fátima, y los dictadores de Portugal y España, Salazar y Franco, habían celebrado el culto, convirtiéndolo en emblema para enardecer los mítines de solidaridad fascista. Pacelli no sólo le dio crédito (como lo haría Juan Pablo II, sino que también vio una relación personal, mística, en la circunstancia de que él había sido elevado al episcopado el 13 de mayo de 1917, la fecha de la primera aparición, que fue subsiguientemente el día de la fiesta del culto'' (Hitler's Pope, 272).
Como podemos ver, María era el espíritu guía tras el papa Pío XII. John Cornwell, en su libro Hitler's Pope, destacó un importante punto:
" El significado del culto a Fátima en el pensamiento de Pacelli es su sabor a gnosticismo, la noción de esferas duales de oscuridad y luz más allá del mero "velo de las apariencias'', donde residen la Divinidad, la Virgen María, Miguel, y todos los ángeles y los santos, opuestos a los poderes del Príncipe de la Oscuridad y sus ángeles caídos, "que vagan a través del mundo para la ruina de las almas'', como lo puso el papa León XIII en una oración a ser dicha cada día en la Misa. Lo que pasa en este mundo nuestro, de acuerdo con esa perspectiva, depende de la intercesión de María para frenar el poder de Satanás para que la guerra y la discordia sean vencidas. Las condiciones de este virtual apaciguamiento operan sobre la base de las revelaciones de María que fueron sancionadas como auténticas por el papa, cuyo poder es entonces paralelo al de María. Desde que Pío IX definió, sin mención de la aprobación episcopal, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Bendita Virgen María en 1854, ha habido una cercana relación en las mentes de los papas modernos entre María y la autoridad papal. En pocas palabras, el desarrollo de la historia humana depende no de la acción comunitaria y la acción y responsabilidad social, sino de intervenciones milagrosas mediadas por María y endosadas por el papado'' (273).
El papa Pío XII esperó la intervención de María mientras permanecía sentado en silencio ante la destrucción de 6 millones de judíos. Sus enseñanzas durante su pontificado reflejan que la esperanza a que se aferraba era María. En una carta al cardenal Maglione, el 20 de abril de 1939 (el primer año del reinado pontifical de Pacelli), leemos:
"Que las padres y las madres, con costumbre pía, acompañen a sus hijos, incluso a los más pequeños, cada día a sus santuarios de la Virgen Bendita, presentándolos a ella junto con las flores de sus jardines y campos y junto con sus oraciones y las de sus hijos. Su madre llevó [a Pacelli todos los días al santuario]. ¿Y cómo puede nuestra Madre celestial dejar de tener en cuenta tantas voces suplicantes implorando la paz para los ciudadanos, para los pueblos, para las naciones? ¿Cómo puede ella dejar de tomarlos en cuenta si con las oraciones a los ángeles del cielo deben ser añadidas aquellas de los niños a quienes llamamos ángeles de esta tierra? Ciertamente la Virgen Madre de Dios, movida por tales oraciones, ofrecerá su ayuda y su intercesión en este momento de trepidación universal, e invitando el favor de su divino Hijo, ofendido por tantos pecados, obtendrá de El la liberación de las ansiedades presentes, la paz de los corazones y la concordia fraternal entre los pueblos'' [Papal Teachings: Our Lady (Enseñanzas papales: Nuestra Señora), seleccionadas y arregladas por Los monjes benedictinos de Solesmes, 235].
Cuando el papa Pío consagró la palabra al "Inmaculado Corazón de María'' en el 25 aniversario de Fátima, el 31 de octubre de 1942, rezó esta oración, mostrando en quién ponía su fe:
"¡Reina del sacratísimo Rosario, Ayuda de los Cristianos, Refugio de la Humanidad, triunfo en todas las batallas de Dios! Nosotros, tus suplicantes, nos postramos ante tu trono, confiados en que obtendremos misericordia y recibiremos gracia, la asistencia y protección necesarias, durante las calamidades de estos días, no sin duda por nuestros propios méritos, de los cuales no presumimos nada, sino solamente a través de la inmensa bondad de tu corazón maternal'' (Papal Teachings: Our Lady, seleccionadas y arregladas por Los monjes benedictinos de Solesmes, 250).
Es evidente que el papa Pío XII está imitando a Hebreos 4:15-16, que claramente muestra de quién es el trono a que debemos acercarnos en la hora de nuestra necesidad:
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro''.
La esperanza que dominaba en Pío XII no era Jesús, sino María. Miraba a ella para obtener paz y seguridad. Le pedía que intercediera en los sucesos mundiales. Mi amigo, María no es omnipresente, omnipotente ni omnisciente. Ella no es la mediadora de todas las gracias, porque sólo tenemos un Mediador... y ese es Jesucristo, como dice 1 Timoteo 2:5: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre'' (Compare con Heb. 8:6; 9:15; 12:24), y por "un Espíritu'' tenemos "acceso'' a esta gracia.
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios'' (Rom. 5:1-2).
"Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre'' (Ef. 2:18).
"En quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él'' (Ef. 3:12).
El papa Pío XII no obedeció las escrituras, pero en su lugar siguió a un demonio... un demonio que demandaba más y más honor para sí misma, mientras traía más y más deshonra al hombre que la obedecería. Ahora, años después, un hombre dirigido por el mismo espíritu demoníaco está "pidiendo disculpas'' por las acciones de su predecesor. Uno tendría que concluir que el futuro papa tendrá que disculparse por los errores que ahora mismo está cometiendo este papa. Cuando el papa Juan Pablo II recibió la marca de Shiva en la frente, abría el camino para que otros reciban la marca de la bestia en sus frentes. ¿Deben ahora todos los católicos besar el Corán y honrarlo como hizo su "Pastor Universal''?
Cuando Jesús venga y se lleve a su Iglesia de este mundo, y el pueblo católico sea dejado atrás, ¿pedirá disculpas su papa? ¿Admitirá entonces que todas sus doctrinas inventadas por el hombre no eran nada sino mentiras forjadas para mantener a los hombres como sus prisioneros espirituales y financieros? ¿Comprenderán entonces los católicos que han seguido al pastor equivocado? ¿Un pastor tonto y el pastor inútil?
Si usted es católico y ha estado confiando en María y en el papa, le invito a venir al Pastor verdadero que "... no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; ... quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas'' (1 Ped. 2:22-25).
"Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria'' (1 Ped.5:4).
Por Rebecca Sexton
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