TÍTULO: EL CATECISMO ENSEÑA QUE
LA FE SE RECIBE PRIMERO POR LA IGLESIA CATOLICA ROMANA Y LUEGO PASA AL
CREYENTE. ¡JESUCRISTO NI SIQUIERA SE MENCIONA!
Subtítulo: La fe en Jesucristo nos salvará por la eternidad, y es una decisión
individual. En ningún lugar se menciona a la Iglesia recibiendo la fe
salvadora. Veremos el Día del Juicio Final para ver quién va a estar presente;
si la Iglesia tiene la obligación de estar entre una persona y Jesucristo,
entonces deberíamos esperar ver la Iglesia pararse, entre Jesucristo y cada
hombre y mujer en el Día del Juicio Final.
Así dice Roma, en el Catecismo,
página 46, párrafo 168. Sección titulada, "Señor, Mira La Fe de Tu
Iglesia".
"Es la Iglesia que cree en primer lugar, por lo que lleva, alimenta y
sostiene mi fe. En todas partes es la Iglesia quien primero confiesa el
Señor." En todo el mundo la santa Iglesia te aclama", como cantamos
en el himno ‘Te Deum’; con ella y en ella, somos
ganados y llevados a confesar: ’Yo creo’, ‘Creemos’. Es a través de la Iglesia
que recibimos la fe y la nueva vida en Cristo por el Bautismo. En el" Rituale Romanum ', El ministro
del Bautismo pregunta al catecúmeno: "¿Qué le pides a la Iglesia de
Dios?" La respuesta es: 'Fe'. "¿Qué te ofrece la fe?" 'Vida
Eterna'. Catecismo, página 319, párrafo
1253. Sección Titulada, "Fe y Bautismo"
"El bautismo es el sacramento de la fe. Pero la fe necesita la comunidad
de los creyentes. Es sólo dentro de la fe de la Iglesia que cada uno de los
fieles puede creer...”
"La salvación viene solo de Dios, pero debido a que recibimos la vida de
fe a través de la Iglesia, ella es nuestra madre... Debido a que ella es
nuestra madre, es también nuestra maestra en la fe". [Párrafo 169, p. 46]
Esta simbología es idéntica a la simbología de la Virgen Madre interviniendo
entre Jesucristo y el pecador.
Este tema de la vida eterna es el más crítico en la vida de cada persona. Sólo
tenemos una oportunidad de ir al cielo o al infierno. Tenemos que tener una
creencia correcta sobre él, o nada de lo que hayamos creído jamás hará ninguna
diferencia. Recuerde también, que Jesucristo mismo es el Único que va a
determinar si alguna persona ha cumplido sus requisitos para entrar en el
cielo. Ninguna persona puede entrar por sí misma en el cielo, ni va a ser capaz
de superar las falsas enseñanzas que recibió mientras estuvo en vida, por lo
tanto, usted debe estar absolutamente correcto sobre lo que cree. Su alma
eterna y preciosa está en juego.
Vamos a enfocar este tema desde un ángulo diferente. Sabemos que Jesucristo
será el Juez en el Día del Juicio Final, donde todos los hombres y mujeres de
todas las edades se mostrarán ante él para dar cuenta, por lo tanto, vamos a
examinar la descripción bíblica del Día del Juicio Final, para ver qué papel desempeñará
la Iglesia, mientras Jesucristo juzga a cada hombre y mujer que ha vivido
alguna vez sobre la Tierra.
En primer lugar, sabemos
claramente que Jesucristo será el juzgar en ese día.
"Porque el Padre a nadie juzga,
sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre...." [Juan 5:22-23a]
Luego, Jesús advierte muy seriamente que no todas las personas que piensan que
van a salvarse son realmente salvas. Escuche atentamente: “No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Mateo 7:21-23
De esta manera, podemos ver que Jesús ignora a cualquier persona u organización,
que ignora Sus Mandamientos y Sus Palabras de Salvación. Ahora, echemos un
vistazo al Día del Juicio, para ver quien estará participando en cada acto de juicio.
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él,
de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró
para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los
libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la
vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la
muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados
cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de
fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de
la vida fue lanzado al lago de fuego. [Apocalipsis 20:11-15]
Tenga en cuenta que sólo dos
personas estarán presentes en el Juicio del Gran Trono Blanco: Jesucristo, el Juez
Justo, y el individuo que está siendo juzgado. Si la Iglesia Católica fuera REALMENTE
la madre de cada pecador, y realmente fuera el conducto de la fe, deberíamos
esperar ver a la Iglesia interviniendo entre Jesús el Juez, y la persona
juzgada. Después de todo, si la fe de una persona dependiera de la Iglesia,
entonces sólo sería justo que Jesús le permitiera a la Iglesia intervenir a
favor de cada individuo, a fin de garantizar que no fueron significativas las
circunstancias que hicieron un acto o creencia del individuo, de la forma en
que lo hizo en vida. Después de todo, tal vez una persona tuvo un mal
sacerdote, o tuvo una mala experiencia que no fue su culpa. Debemos esperar a
ver la Iglesia presente en el tribunal para explicar estas circunstancias
atenuantes.
Pero no vemos a nadie, excepto a Jesús y a la persona. El argumento anterior se
aplica también a la enseñanza de la Iglesia sobre la Virgen María, es decir,
que ella es nuestra intercesora entre Dios y el hombre. Si hay alguna vez un
momento para su intercesión, es este, cuando cada individuo en la historia
tendrá que dar cuenta de sus actos. Después de todo, este es el verdadero
ministerio de intercesión, en el momento del Juicio Final. ¡Sin embargo, no
vemos a nadie presente, excepto a Jesús y a la persona!
Vamos a examinar lo que la Biblia
tiene que decir sobre la Fe Salvadora. Descubrimos que se trata de un asunto
privado entre Jesucristo, el único mediador, y cada persona.
Romanos 4:4-5, “Pero al que
obra, no se le cuenta el salario como
gracia, sino como deuda; mas al que no
obra, sino cree en aquel que justifica
al impío, su fe le es contada por
justicia.” Una vez más, vemos que ninguna cantidad de obras que hagamos puede
ganar la salvación, sino sólo la fe que Dios cuenta como justicia en favor de
la persona.
Romanos 5:1-2a, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia
en la cual estamos firmes...” Esta es una imagen perfecta de 1 Timoteo 2:5, que
dice que sólo Jesús es nuestro mediador entre Dios y los hombres. Note que no
se menciona ni la Iglesia ni a María.
Gálatas 3:24-25, “De manera que
la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo,
a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos
bajo ayo…” La Ley del Antiguo Testamento fue nuestro ayo para llevar a todos los hombres a creer en Jesucristo,
pero una vez que Jesús vino como el Mesías, Él instituyó un Nuevo Pacto entre
Dios y el hombre, aboliendo la Antigua Ley, sus rituales del templo, y su
sacerdocio. ¡La triste realidad es que la Iglesia Católica Romana, durante los
últimos 1200 años, ha restablecido en gran medida este viejo y abolido
sacerdocio judaico, y ha incluido además mucha revelación "nueva",
que es en gran medida de origen Pagano! pero, eso es tema de otro artículo. Una vez más, no vemos ninguna referencia a la
Iglesia.
“Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.” Vemos que la fe es un don que el Espíritu Santo
da a cada verdadero creyente. Una vez más, no vemos ninguna referencia a la
Iglesia.
Mateo 17:20, hablando a sus discípulos: “Jesús les dijo: Por vuestra poca
fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de
aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." Jesús estaba
hablando a Sus discípulos, individuos. No se hace referencia a ninguna Iglesia,
ya sea en ese período de tiempo o en cualquier período futuro.
1 Corintios 13:2, “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes,
y no tengo amor, nada soy.” La fe es un asunto entre una persona y su Dios, a
través de la obra Redentora de Jesucristo; ni la Iglesia ni la Virgen María
tiene parte alguna en ella.
Hechos 6:7, “Y crecía la
palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en
Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Arresto de Esteban”. Esta es una de las partes
más importantes de nuestro argumento, ya que la Iglesia de Jesucristo había
nacido al principio del capítulo uno, cuando el Espíritu Santo vino sobre los
creyentes; si la Iglesia iba a tener algún papel como el conducto a través del
cual una persona tendría fe, podríamos ver esta función aquí. Sin embargo, no
vemos esa función dada la Iglesia.
Efesios 4:4-7, “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una
misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y
Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada
uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.” Una
vez más, vemos que la fe, así como todos los dones del Espíritu Santo, son
dados a través de Jesucristo. No se hace referencia a la Iglesia.
Judas 3, “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de
nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que
contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Una
vez más, el Apóstol Judas no da ningún papel para la Iglesia en el tema de la
Fe.
Hebreos 11:6, “Pero sin fe es
imposible agradar a Dios...” Dado que no podemos agradar a Dios sin la Fe
Salvadora, debemos estar seguros de que la fe que poseemos es el tipo de fe que
Jesús va a aceptar en el Día del Juicio. Se trata de una fe personal entre el
individuo y Jesucristo, no una fe que está contaminada por una Iglesia, que se
ha atribuido el papel de conducto, aunque la Biblia no le da esa función en
ningún contexto, modo, o forma.
Efesios 6:16-17, “Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios” Una vez más, vemos se
les urge a los individuos y se les dice, "tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de
fuego del maligno. Más adelante, vemos que la única arma ofensiva es la Biblia
(la Palabra de Dios), uno de los más poderosos argumentos en favor de la Sola Scriptura". ¡Pero, algo más importante es que no vemos
ningún papel dado a la Iglesia en esta guerra diaria que pelea el creyente!
1 Tesalonicenses 5:8, “Pero
nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza
de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.” ¡Sólo los individuos y no una organización son
los que se ponen una “coraza” de un soldado romano como los de aquella época!
Una vez más, no se le da ninguna función a la Iglesia como un conducto.
La Fe Salvadora es confiar SOLO
en Jesucristo para su salvación, a través de Su Sangre Derramada en el Calvario
(2 Corintios 5:19-21; Romanos 10:9-10). Por otra parte, vemos que la verdadera
fe salvadora es establecer una relación con Dios a través de Jesucristo
(Apocalipsis 3:20-21; 43-7 Gálatas, Efesios 1:3-8)
Aunque hay muchas más
Escrituras que podríamos citar, el punto principal sigue siendo el mismo: La fe
que salva es confiar solo en Jesucristo para nuestra salvación; entonces, Él
nos adopta como sus hijos, estableciendo una relación personal con cada
creyente. A la Iglesia no se le da ningún papel en esta relación personal entre
Jesús y el creyente. ¡De hecho, muchos creyentes han sentido que están tan
seguros de su relación, que no necesitaban ir a la Iglesia! El Apóstol Pablo,
instándolos a ir a la Iglesia, no les reprochó por motivo de un supuesto papel que
juega la Iglesia en su fe o en su salvación, sino que señaló que la Iglesia es
un excelente lugar para recibir aliento de los demás creyentes, y para llegar a
los perdidos (Hebreos 10:25).
¡Amigos, les invitamos a darse
cuenta de que esta creencia de que la Iglesia Católica posee un papel
fundamental en la salvación de una persona está totalmente equivocada, y dará
lugar a que usted no se salve eternamente! ¡Cuando la Iglesia Católica Romana le
enseña que su fe en Jesucristo sólo puede venir a través de ella, está
bloqueando su fe en Cristo! ¡Por lo tanto, usted está siendo alejado por una
falsa doctrina, de recibir la misma vida eterna que usted busca alcanzar!
¡Vuélvase a Jesucristo y a Su
Palabra, la Biblia, para la recibir la esperanza de salvación que usted espera!
Si usted nunca ha aceptado a Jesucristo como Salvador, pero ha comprendido
Su realidad y quiere aceptar Su Regalo GRATIS de Vida Eterna, usted también
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