TITULO: ¿QUE TAN CONFIABLES SON LOS “PADRES DE LA IGLESIA” DE ROMA?

Recibimos tantas cartas de católicos que sienten que los escritos de los primeros “padres de la iglesia” son fuentes fiables de lo que debe ser practicado en la iglesia. Por supuesto, mi respuesta siempre es la misma, volver a la palabra de Dios y leer lo que dijeron Jesús y Sus apóstoles ¡Esta es la “palabra profética más segura” en la que Pedro nos dijo que podemos confiar! Sin embargo, ellos discuten vehemente por su causa.

Para un católico, su “tradición sagrada” es igual a la palabra de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica, #82:

“...la Escritura y la Tradición se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción.”

El ‘Question Box Column’, Brooklyn Tablet, 8 de Nov. de 1958, hasta llegó tan lejos como para decir que:
“La Tradición como una fuente de Fe bastaría sin la Escritura”.

Para la tradición ser igual a la Escritura, sería necesario que estuviese a la altura de los estándares que la Biblia dicta para sí misma. Si la tradición no está a la altura de esos estándares, entonces no puede afirmar igualdad. Demos un vistazo a lo que dice la Biblia sobre sí misma. La Palabra de Dios es “pura...perfecta...infalible...segura... y verdad”. Examinemos la tradición de Roma y veamos si ciertamente es pura o perfecta, verdadera y segura.
El libro más influyente alguna vez escrito por un católico, el Código de Derecho Canónico conocido como el Decretum, fue escrito a mediado de los 1100(s) por un monje benedictino llamado Graciano. El citó papas en 324 ocasiones, pero solo once de esas son genuinas. El no solo dependió de falsificaciones del siglo III y de sus propias conclusiones defectuosas de ellas, sino que también usó las falsificaciones del siglo IX conocidas como los Decretales Pseudo-Isidoro y de Cirilo, que contenían cientos de supuestas citas de padres y papas de comienzos de la iglesia, ninguno de los cuales eran legítimos. Ahora...vamos a Tomás de Aquino en el siglo 13. El escribe en su Suma Teológica, la segunda obra de más renombre por un católico. El basa todas sus conclusiones sobre la obra de Graciano. Esto no incluye todos los otros autores, quienes a través de los siglos, citaron de las obras de estos dos hombres. Todos basados en mentiras.

Recientemente compré un libro de un apologista católico, Scott Hahn, La Cena del Cordero. El Sr. Hahn afirma que no se puede entender el libro de Apocalipsis al menos que se entienda la Misa Católica. De acuerdo a Scott, quien participa de la Misa Católica ha entrado en el “cielo en la tierra”. Cuando me senté a leer, noté que Scott estaba citando conocidas obras falsificadas. Tuve que preguntarme si el estaba consciente de estas realidades y si no le importaban o si verdaderamente se había engañado a sí mismo. Yo prefiero creer la última. De todas maneras, me siento obligado a alertar a cualquiera que lea el material del Sr. Hahn para que tenga cuidado con sus fuentes. Permítame darle unos pocos ejemplos. En la página 37 leemos:

“Desde el principio del tercer siglo en adelante, el rastro de papiros muestra una preocupación más grande por preservar las palabras precisas de las liturgias atribuidas a los Apóstoles. A principio de los 300(s) DC en el norte de Siria, surge otra compilación de la tradición recibida: el Didascalia Apostolorum (“La Enseñanza de los Apóstoles”). El Didascalia incluye páginas de textos de oraciones así como instrucciones detalladas para roles litúrgicos y etiqueta de obispos, diáconos, mujeres, niños, jóvenes adultos, viudas, huérfanos y viajeros.”

Si Scott Hahn leyó la Enciclopedia Católica, IV, página 782, el hubiera sabido que la Didascalia es un “tratado que se PRETENDE que fue escrito por los Apóstoles en el tiempo del Concilio de Jerusalén, pero realmente es una composición del siglo tercero”. Esta falsificación también fue “incorporada a las Constituciones Apostólicas en el siglo quinto” (781). Si alguien pretende que algo está escrito por los apóstoles, y no lo es, entonces son mentirosos. Satanás es el padre de la mentira, no Dios.

¡Las personas responsables de estas falsificaciones son mentirosas! ¿Van ellas a enseñarnos sobre Dios usando la misma cosa de la cual mintieron? 1 Juan 2:27 enseña de otra manera.

“Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros,  y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe;  así como la unción misma os enseña todas las cosas,  y es verdadera,  y no es mentira,  según ella os ha enseñado,  permaneced en él.”

Mi siguiente pregunta tendría que ser: “¿Por qué Roma está dependiendo de falsificaciones y mentiras en vez de en la Palabra de Dios?” ¿Le importa a los católicos que los escritos de los cuales dependen tanto son falsificaciones? Si les importa, ¿entonces por qué continúan usándolos? ¿Por qué no admiten que el único fundamento para el gobierno eclesiástico Católico Romano son las 20 Clementinas falsificadas (20 libros supuestamente citando los primeros “papas”)? Porque es su deseo engañar al mundo para que acepte su clericalismo por el cual gobiernan sobre las almas de los hombres.

Entonces, ¿qué pudieran afirmar estas falsificaciones conocidas como las Clementinas? En la Enciclopedia Católica, Volumen IV, página 41, leemos:
“Una carta de Clemente a Santiago forma un epílogo a H. En ella Clemente relata como Pedro antes de su muerte dio sus últimas instrucciones y estableció a Clemente en su propio asiento como su sucesor en la Sede de Roma... El escritor conoce un sistema completo de organización eclesiástica. Pedro establece un obispo sobre cada ciudad, con sacerdotes y diáconos bajo el; el oficio del obispado está bien definido.”

Las autoridades católicas AHORA ADMITEN que no prevaleció tal acuerdo en los tiempos apostólicos, y, por unos pocos cientos de años después. Hablando de las Clementinas, la Enciclopedia Católica (pág. 67) dice que “ellas eran muy populares en la Edad Media.” Aunque ahora se admite, desde el siglo dieciséis, que eran falsificaciones, la “Iglesia infalible” y sus “papas infalibles” las usaron continuamente, ¡y todavía las usan! Como la mayoría de las falsificaciones, fueron re-falsificadas, ocasionalmente, para actualizarlas. Por eso es que la Enciclopedia Católica habla de “las primeras formas de las Clementinas”, (Vol. IV, 42) y otra vez, “por lo tanto, la fecha del original es fijada después de Nicea, 325, probablemente cerca del 330; eso de H podría ser en cualquier lugar en la segunda mitad del siglo cuarto” (Vol. IV, 44). Esto revela la continua corrección, y el uso que se le estaba dando a las falsificaciones. Roma hasta admite esto en la página 41 de la Enciclopedia Católica, Volumen IV:

“Para mostrar cómo es necesario para ellos estar continuamente re-falsificando estas falsificaciones conocemos que las primeras ediciones de estas obras hacían de Santiago la cabeza de la Iglesia, y no a Pedro.”

La Biblia es clara sobre quien es la cabeza de la iglesia, Jesucristo nuestro Señor y Salvador.
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.” (Efesios 1:22)

“Sino que siguiendo la verdad en amor,  crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es,  Cristo.” (Efesios 4:15) (Ver también Col 1:18, Col 2:10, Col 2:19).
Las escrituras nos enseñan a “no pensar más de lo que está escrito”. (1 Corintios 4:6) El oficio del “papa” no puede ser hallado en las escrituras, ni el título. Pedro se hubiese horrorizado si el “Cristianismo” tomaba el título de “Máximo Pontífice” y se lo aplicaba a el. Ese era el título del sumo sacerdote pagano de Roma en el tiempo que vivió. Pedro nunca afirmó ser la “cabeza” de la iglesia, ni obispo de Roma. La iglesia primitiva no conocía un sistema eclesiástico de gobierno evidente en la escritura, y aún así Roma usará falsificaciones para traer a los hombres bajo servidumbre a su sacerdocio ¡Siempre ha sido su método!

Así como ella usó la Donación de Constantino, otra falsificación conocida, para tomar posesión del imperio Romano. Es evidente que no podemos confiar en los escritos de los mal llamados primeros padres de la iglesia de Roma como un fundamento seguro. Ellos tienen mentiras mezcladas con la verdad, y 1 Juan 2:21 dice que “ninguna mentira procede de la verdad”. Los estándares que la Biblia impone para sí depende de su ser “pura, perfecta, segura y verdad”. Si algo reclama igualdad, entonces debe ser también “puro, perfecto, seguro y verdad” ¡La tradición de Roma y su mal llamada enseñanza de los padres de iglesia no cuadran! Ellos mismos admiten esto fácilmente. En la Enciclopedia Católica, Volumen XV, página 10, leemos:

“Cuando la Iglesia estudia los antiguos monumentos de su fe, ella echa sobre el pasado el reflejo de su vivir y pensamiento presente y por alguna simpatía de la verdad, hoy junto eso del ayer ella triunfa en reconocer a través de LAS OBSCURIDADES E IMPRESICIONES de fórmulas antiguas y porción de la verdad tradicional, aún cuando están MEZCLADAS CON ERROR” (Enfasis mío).

Esta siguiente cita me hace preguntarme seriamente si Roma pensó que nunca leeríamos su enciclopedia y nos daríamos cuenta de lo ridículo que ellos suenan:
“Aunque debe admitirse que los papas se beneficiaron de las falsificaciones, sin duda alguna ellos tenían buenas intenciones.” (Ibid, V., 788)

Por 1500 años, Agustín fue considerado como uno de los maestros más grandes de la Iglesia Católica. Su influencia fue tan grande que durante más o menos 200 años después de su muerte por lo menos tres obras fueron falsificadas en su nombre. Estas obras justificaban prácticas que eran desconocidas en el tiempo de Agustín. Fueron estas falsificaciones que citó Tomás de Aquino (junto con las falsificaciones de Graciano). Ya que Tomás de Aquino es considerado el más grande maestro de la historia Católica, estas falsificaciones todavía están ejerciendo su influencia. Estas obras son llamadas De Condition Cordis (Summa, Parte III, Cuarto Número, 119), De Penitentia (Summa, Parte III, Tercer Número, 57) e Hypognosticon (Summa, Parte III, Tercer Número, 77).

Viendo entonces que Roma admite que su tradición no es pura, segura, perfecta ni verdadera, hacemos bien en hacer caso a la pura, perfecta, verdadera y la “palabra profética más segura” de Dios. La Biblia nos advierte sobre confiar en el hombre. Los “padres” de Israel a menudo llevaron al pueblo de Dios hacia la idolatría. Así los padres del Catolicismo Romano han llevado a su gente hacia la idolatría.

Cuando Jesús fue tentado por Satanás, El le respondió con estas palabras, “Escrito está”. Este es el ejemplo que nos dejó nuestro Señor Jesús. Jesús no combatió mentiras con las tradiciones de los padres. Realmente, El le advirtió a Israel que las tradiciones de sus padres estaban haciendo que la palabra de Dios no surtiera ningún efecto.

Los líderes de Israel a menudo hicieron que su pueblo siguiera hacia la apostasía. Jeremías 9:13-15 dice:
“Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.”

Fíjese como el Señor dice que fueron los padres que les enseñaron a ellos a cometer idolatría. Los padres de Israel les enseñaron a servir a Astarot, la “reina del cielo”. Roma ha hecho lo mismo, solo que llaman a su “reina del cielo” con otro nombre. Uno de los padres de Israel, Jeroboam, el rey de Israel, estableció becerros de oro en Bet-el y Dan y puso a la gente a subir a adorar allí en vez de ir a Jerusalén. Israel cayó en gran apostasía por obedecer a sus padres quienes los alejaron de la palabra de Dios. Dios envió un profeta a Jeroboam.

“He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el;  y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar,  altar,  así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso,  y sobre ti quemarán huesos de hombres. Y aquel mismo día dio una señal,  diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará,  y la ceniza que sobre él está se derramará.” (1 Reyes 13:1-3)

Dios nombró a Josías por nombre mucho antes que el viniera. Dios quiere que los hombres conozcan que El está en control. El quiere que los hombres conozcan que Su palabra permanece y que uno puede confiar en ella. 2 Reyes 22 nos dice que Josías era de ocho años cuando empezó a reinar, y la Biblia dice que el hizo lo recto ante los ojos de Jehová y anduvo en los caminos de David. En el año dieciocho del reinado de Josías, estaba en su corazón reparar las grietas que había en la casa del Señor, pero lo que había en el  corazón de Dios era que fuesen reparados los corazones de Su pueblo. Dios conoce que solo hay una manera de hacer esto. El pueblo necesitaba oír Su palabra.

“Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey. Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.” (2 Reyes 22:8-11)

Fíjese en el corazón de Josías. El oyó las palabras del libro de la ley y rasgó sus vestidos ¡El no oyó las palabras y cuestionó si Dios realmente había dicho eso o no! El sabía que eran las palabras del Dios viviente. Ellas le perforaron el corazón. Verso 13, Josías dice:

Id y preguntad a Jehová por mí,  y por el pueblo,  y por todo Judá,  acerca de las palabras de este libro que se ha hallado;  porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros,  por cuanto (ahora note esto) NUESTROS PADRES NO ESCUCHARON LAS PALABRAS DE  ESTE LIBRO,  PARA HACER CONFORME A TODO LO QUE NOS FUE ESCRITO.”

Fíjese que fueron los padres de Israel que llevaron a sus hijos al pecado. Ellos no hicieron conforme a la palabra escrita. “A TODO LO QUE NOS FUE ESCRITO”. Continuemos, ellos fueron donde Hulda la profetiza, quien moraba en Jerusalén y se reunieron con ella. Comenzando en el versículo 15:

“Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.”

Cuando Josías oyó la palabra de Dios y se arrepintió, el Señor lo escuchó ¿Usted sabe lo que hizo Josías? ¿Este hombre cuyo corazón estaba sensible cuando oyó la palabra de Dios?

Josías destruyo y derrumbo la idolatría que imperaba en Israel, e hizo grandes obras simplemente porque el creyó la palabra de Dios. No sea engañado por los mal llamados “padres de la iglesia” y todas las falsificaciones de Roma. Dios no prometió preservar las palabras de los hombres, El prometió preservar Sus palabras. Y aún cuando Israel cayó en apostasía muchas veces, no falló ni una de las promesas del Señor. Nuestro Dios prometió, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán.”

El centro de la Biblia es Salmo 118:8. El capítulo más corto de la Biblia es el Salmo 117 y el capítulo más largo de la Biblia es el Salmo 119. Hay 594 capítulos antes del Salmo 118 y 594 capítulos después. Estos números suman 1188. Salmo 118:8, el centro de la Biblia, es la mejor manera de terminar este artículo:
“Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.”

Por Rebecca A. Sexton

Nota del Director: Dios también advirtió repetidamente que nadie jamás habría de “añadir a” o “quitar de” Su escritura.  Escuche:
“Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras,  para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.” [Proverbios 30:5-6]

De este modo, Dios llama a cualquier persona quien “añada a” Su Palabra, Su Biblia, un mentiroso. La enseñanza Católica Romana ha añadido montones de palabras adicionales a la Santa Biblia de Dios, ¡hasta el punto donde Católicos son enseñados que creaciones hechas por el hombre son iguales a la Santas Escrituras! 

¿Cómo llama Dios a estos hombres que hicieron estas adiciones?  De acuerdo a Proverbios 30:5-6, El los llama “mentirosos”.

Dios repitió esta advertencia en otros pasajes, solo para que el hombre no alegase ignorancia: Deuteronomio 4:2; 12:32; Apocalipsis 20:18-19.

Añadir a la Palabra de Dios es una enorme ofensa a los ojos de Dios, y una trampa espiritual para cualquiera que crea esta mentira.

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